U2: La música que brinda consuelo a pacientes en radioterapia
Escrito por LA ROCK N POP el 9 de mayo de 2023
El departamento de Oncología Radioterápica ubicado en el sótano del Hospital Monte Sinaí en Nueva York no parece un lugar muy común para el rocanrol. Pero todos los días laborables de este año, durante casi siete semanas, U2 sonó a todo volumen por los altavoces a petición mía.
A continuación te presentamos un testimonio de vida y cómo la música de U2 le dio esperanzas para seguir batallando contra esta dura enfermedad.
A fines de 1980 me convertí en seguidor de la banda y he asistido a nueve conciertos, aunque probablemente eso no sea suficiente para ser incluido dentro de su fanaticada. Recuerdo escuchar canciones del álbum The Joshua Tree cuando era preadolescente en mi radio reloj, impresionado por la música cuidadosamente elaborada de U2.
Que construye himnos y letras que exploran temas importantes pero personales, como el amor y la religión. En la década de 1990, vi su fascinante gira Zoo TV bajo la lluvia torrencial desde los asientos más altos del antiguo estadio de los Giants en Nueva Jersey. Mi esposa, Amy, y yo bailamos “In a Little While” en nuestra boda. En muchos sentidos, el grupo ha proporcionado la banda sonora de mi vida.
Aunque, por fortuna, mi complicación está en camino de sanar, queda una pequeña parte del tumor. En marzo terminé un ciclo de 30 sesiones de radiación para evitar que la masa volviera a crecer. Todo mi drama médico me llevó a emprender decenas de viajes al Hospital Monte Sinaí. Y eso hizo que tuviera muchas oportunidades para pedir que pusieran U2.
Esa relevancia cobró una nueva dimensión en el verano de 2022, cuando me diagnosticaron un tumor benigno del tamaño de un limón cerca de mi glándula pituitaria. Me operaron para extirparlo, pero desarrollé una rara complicación hemorrágica que me dejó en cuidados intensivos durante aproximadamente una semana. Tuve que ser trasladado de emergencia y me administraron cinco unidades de sangre para poder sobrevivir.
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Los pacientes que se someten a cuidados recurrentes, como la radiación, a veces pueden elegir la música, lo que hace que les sea más fácil relajarse y mantenerse quietos. La música meditativa o clásica son opciones populares, según los técnicos de radiación del Monte Sinaí. Mi elección fue ligeramente diferente.
U2 sirvió para dos propósitos. Uno, por supuesto, era escapar. Durante semanas y semanas, en cada tratamiento me puse una bata, me acosté sobre una mesa y me pusieron en la cabeza una malla de plástico que era una especie de máscara sofocante para asegurarse de que no me movería ni me contraería. Las resonancias magnéticas requerían una quietud absoluta de hasta 35 minutos o más.
Escuchar a U2 me ayudó, especialmente en las últimas fases del tratamiento de radiación, cuando la rutina se volvió más difícil de tolerar.Las palabras filosóficas de Bono, el bajo constante de Adam Clayton, la batería nítida de Larry Mullen Jr. y las guitarras resonantes de The Edge: ese era mi enfoque. A menudo, las canciones de U2 sacaban a relucir recuerdos que me alejaban de la sala de tratamiento: un viaje de la escuela secundaria (“I Still Haven’t Found What I’m Looking For”), una ruptura amorosa durante la universidad (“One”), el tiempo que pasé en otra ciudad (“Beautiful Day”).
La música también cumplía un propósito utilitario. En general, las canciones de U2 duran unos cuatro minutos. Ese conocimiento me permitió estimar cuánto quedaba del tratamiento. La radiación normalmente me llevó unos 20 minutos, o cuatro o cinco canciones de U2. Las resonancias magnéticas duraban unas ocho canciones.
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