Identifican a joven enterrado junto a la casa donde vivió Gustavo Cerati

Luego de casi tres meses de investigación forense, se logró identificar al joven cuyos restos fueron hallados enterrados junto a una antigua casa donde alguna vez vivió Gustavo Cerati. El hallazgo ocurrió el 20 de mayo, cuando obreros que trabajaban en el lugar encontraron restos óseos durante unas excavaciones. El terreno, ubicado sobre la avenida Congreso al 3700, era contiguo al chalet que el exlíder de Soda Stereo alquiló entre 2001 y 2003.

El cuerpo pertenece a Diego, un adolescente de 16 años que estaba desaparecido desde 1984. La identificación fue posible gracias a una muestra de ADN tomada a su madre, la cual coincidió exactamente con los restos hallados, según confirmó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Los especialistas de la Policía Científica encontraron 151 fragmentos óseos distribuidos en sobres de madera.

El cuerpo fue enterrado en una pequeña fosa, lo que sugiere un entierro rápido y sin herramientas complejas. El pozo, de apenas 1,20 metros de largo, 60 centímetros de ancho y 40 de profundidad, estaba ubicado en la medianera que separa dos propiedades. Fue el arquitecto a cargo de la obra quien denunció el hallazgo, lo que dio inicio a una intervención policial y al posterior trabajo del equipo forense, bajo la dirección de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº61.

La casa donde se hizo el descubrimiento tiene un pasado muy diverso y está vinculada a figuras del arte y la música. El lugar funcionó en distintas épocas como vivienda familiar, geriátrico, iglesia e incluso estudio artístico. Fue habitado por la artista Marina Olmi —hermana del actor Boy Olmi—, quien la compró a una familia de descendencia alemana. Durante su ausencia, Gustavo Cerati alquiló el lugar, así como también Hilda Lizarazu y Tito Losavio, amigos cercanos de Marina. El inmueble fue demolido hace unos meses.

Este descubrimiento añade un nuevo capítulo oscuro a la historia del lugar. Vecinos aseguran que anteriormente también funcionó allí la iglesia Santa María, antes de convertirse en residencia. Aún no se sabe quién fue el responsable de la muerte de Diego, pero su identificación representa un cierre emocional para su familia después de más de cuatro décadas de incertidumbre.